Con sus ochenta años apenas cumplidos, es una mujer bien conservada. Fue censurada, criticada y amada por el público ya desde su nacimiento. Los grandes de la escena del Blues y del Jazz tuvieron el privilegio de cantar con ella e inmortalizaron esos momentos en la pantalla grande. En la actualidad, es un ícono de la moda a pesar de su edad, y atrae a mujeres de todas las edades que llevan su estampa en la ropa, en las agendas o cuelgan pósters de ella en sus habitaciones.
Los padres de la criatura
En 1912, los hermanos Fleischer, precursores en la animación, inventaron una técnica novedosa para transformar una escena en una película de dibujos animados. Consistía en dibujar cada cuadro de una animación sobre un fílmico original. Así se transmitía a la imagen la naturalidad y secuencialidad de movimientos, expresiones, luces, sombras y proporciones propias de una filmación.
De esta manera, la técnica se consolidó en torno a la década del ‘30, y se crearon los Talkcartoons, dibujos animados donde los personajes cantan, a menudo, acompañados por una orquesta de verdad.
La estrella más destacada de esta época es Betty Boop, protagonista de una serie de 119 episodios creados entre 1930 y 1939, también gestada en los estudios Fleischer.
Hizo su primera aparición el 9 de agosto de 1930, en el dibujo animado «Dizzy Dishes», en la sexta entrega de las Fleischer’s Talkcartoon Series. «Dizzy Dishes» narra las vicisitudes que debe pasar un mozo, que hace las veces de cocinero, cuando el trabajo lo acosaba. Se trata de una suma de cuadros musicales en los que se refleja el mundo del vaudeville. En uno de ellos, un perro con atributos femeninos aparece cantando un tema cuya letra repite: «Boop-boop-a-Doop». A partir de ese momento, el personaje que luego sería conocido como Betty Boop, comenzó a seducir a su público con su frase tan característica.
A imagen y semejanza
Un antiguo dibujante y animador de Walt Disney y Ub Iwerks, Grim Natwick, fue el principal responsable de su creación.
Inspirado en la figura de Helen Kane, una actriz y cantante contratada por Paramount Pictures —la distribuidora de los dibujos animados de Max Fleischer—, pero con algunas características animales, tal como se estilaba en la época: una mezcla de perro caniche, con ojos de ciervo y una nariz negra de poodle. El propio Natwick reconoció después que el aspecto original de Betty Boop era bastante feo, por lo que, en 1932, siguiendo las sugerencias de Dave Fleischer, el animador rediseñó al personaje y le dio características netamente humanas: las orejas de perro se transformaron en pendientes y todo su cuerpo adoptó una forma más femenina.
La voz de Betty Boop fue representada por varias actrices. La primera elegida fue Annabell Little quien hizo unos pocos capítulos antes de interpretar a Betty Boop en un acto de variedades. Margie Hines, Kate Right, Bonnie Poe también hicieron la voz de Betty, hasta que, en 1931, Mae Questel consiguió el papel y lo mantuvo hasta el final de la serie.
Questel había ganado, en su adolescencia, un concurso imitando a Helen Kane y fue contratada, para hacer una publicidad para Paramount.
La imagen que actualmente tenemos de Betty se afirmó en el corto «Minnie the Moocher» de 1932, en el que participaron Cab Calloway y su orquesta. En la película, Betty y Bimbo huyen de casa, y, dentro de una cueva, un fantasma con forma de morsa (el rotoscopio de Calloway) les advierte de los peligros de haber escapado con la canción que da título al Talkcartoon. Luego, los persigue con una hueste de fantasmas que los asustan tanto a los protagonistas que vuelven a la casa de los padres.
Un nombre para Betty
Como ya se señaló, este personaje en su comienzo no tenía una identidad bien definida, sea por la cuestión física o por su nombre. En el segundo Talkcartoon en el que apareció —«Barnacle Bill» del 31 de agosto de 1930—, su nombre era Nancy Lee, y era la novia a quien un marinero, Bernacle Bill, venía a visitar después de estar meses navegando en alta mar.
«The Bum Bandit» de 1931 retrata la historia de los antiguos asaltantes de trenes. Allí encarna a Dangerous Nan Mcgrew, una pasajera que defiende a los quienes viajaban en el tren del ataque de un ladrón que había estado casado con ella y con quien había tenido varios hijos. Al final de la historia, lo obliga a subirse a la locomotora y se lo lleva a casa para que se haga cargo de sus responsabilidades.
En estos años, actuaba casi siempre como la «novia» de Bimbo, pero ya empezaba a definirse su perfil. Oficialmente se la bautizó Betty Boop en el corto de 1932 «Stopping the Show», el primer dibujo animado oficial de la serie que lleva su nombre y no, un Talkcartoon.
De todas maneras, en «Silly Scandals», un cortometraje anterior, cuando la estrella es recibida por el público, la claman y la vitorean por su nombre: Betty. Y en «Betty Co-ed» un dibujo de Screen Songs, aparece el prototipo del personaje, pero cualquier referencia con Betty Co-ed muchos la señalan como un error, aunque la propia canción seguramente fue la que le dio el nombre.
Una auténtica Femme Fatale
Hay que reconocer que la joven es un verdadero modelo de erotismo. De hecho, Betty Boop es famosa por ser el primer personaje de dibujos animados de una mujer sin disimular los rasgos sensuales que la caracterizan. Si bien otros personajes de la época —como Minnie Mouse, por ejemplo— mostraban parte de su ropa interior, esto no resultaba escandaloso porque no guardaban formas femeninas. A diferencia de éstos, Betty Boop llevaba un escote pronunciado en un vestido corto que dejaba ver su liga. Y los autores jugaban con la picardía de mostrarla en situaciones en las que la protagonista mostraba su cuerpo mientras reaccionaba con pudor; otros personajes intentaban espiarla cuando se cambiaba; en «Mysterious Mose» su camisón intenta escaparse y ella se tapa con una frazada; en «Bamboo Isle», baila el hula hula vestida con una leis (el collar de flores) y una falda hawaiana.
Pero así como está la provocación, está el recato. Los realizadores de esta tira, jamás la dejaron caer en la vulgaridad. En ella es todo sugerencia, nunca obscenidad. Pero, a pesar de ello, fue censurada por el Código Hays, en 1934, por los temas que se trataron en el episodio «Boop Boop a Doop», el cual fue considerado indecente. La ley obligó a Betty a alargar su falda, ser menos sexy y modificar su comportamiento y, por su parte, Paramount pidió a los hermanos Fleischer que bajaran el tono de las películas.
Fuera de la Ley
En abril de 1934, Helen Kane, quien había perdido popularidad, inició acciones legales contra Max Fleischer y Paramount Pictures, por 250.000 dólares americanos (una fortuna en esa época), porque Betty Boop le había robado sus seguidores.
La actriz argumentaba que todo en Betty Boop era una copia de ella: la voz, el físico, hasta la frase «Boop-boop-a-Doop».
En el estrado, Max Fleischer dio testimonio de que Betty Boop no estaba basada en Helen Kane (lo cual no era completamente cierto) y cinco de las mujeres que hicieron la voz de Betty se presentaron ante la Corte para declarar que no imitaban a Helen Kane cuando hacían la voz. Incluso, demostraron que la frase tan célebre de la caricatura era anterior a los éxitos de Helen Kane: aparecía en una canción de Edith Griffith y en otra de Baby Esther, en un registro de 1928.
Lo paradójico del juicio fue que, a pesar de la probada imitación de la cantante y la mímica de la voz por Mae Questel, Kane perdió el caso.
Pero el plagio y la provocación no fueron los únicos problemas legales con los que tuvo que enfrentarse Betty Boop en 1934. La censura por apología a las drogas también estuvo presente ese año con el cortometraje «Ha! Ha! Ha!».
Y como no podía ser de otra manera en esa época, Betty Boop también fue víctima de la xenofobia. Durante esos años, los Fleischer también recibieron múltiples amenazas del Ku Klux Klan por la inclusión de músicos negros en los cortometrajes (los denominados groundbreaking).
Un modelo de mujer
No hace falta decir que Betty Boop es una mujer liberada. Con su pelo corto, ella representa la emancipación de las mujeres estadounidenses de la época, y en sus películas se refleja el estado de situación en el que vivía la sociedad norteamericana e, incluso, del mundo en general.
Si bien a muchos padres les generaba rechazo este personaje, sobre todo por la influencia que podía tener en las mujeres jóvenes, con sus encantos, supo ganarse el cariño de todos.
Fue parte del movimiento feminista, a pesar de haber sido creada por hombres, y lejos de ser una casquivana, se mostraba independiente. Cantó Jazz, un estilo musical que era preferido por muchos, pero que no era considerado políticamente correcto y se mostró siempre como una mujer seductora desde ese velo de inocencia con el que cubría todos sus gestos. Pero por sobre todas las cosas, en ella se sintetizaron las ideas de una época en la que se confrontaron los prejuicios y el deseo de libertad en la vida privada.
Cab Calloway con Betty Boop, la voz más sorprendente
En «Minnie the Moocher» apareció al comienzo, un hombre bailando, en vivo, con la música de Prohibition Blues, un Blues instrumental de Missouri, que interpretaba la orquesta dirigida por este hombre desconocido. A partir de ese momento, cautivó a todos con su música y con sus pasos de baile. Con el tiempo, se convirtió en Cab Calloway.
En la mitad del dibujo, cuando Betty Boop y Bimbo entraban en una cueva, allí los recibía un fantasma con aspecto de morsa, que cantaba con la voz característica de Calloway, el tema que dio título a este dibujo animado. El final, también incluía otro tema instrumental de Missouri: Vine Street Drag. El público estaba fascinado con el personaje, con la voz y con la música de quien actuaba detrás del dibujo.
Tal fue el éxito de Calloway, que participó en dos dibujos más: «Snow White» y «Old Man of the Mountain».
El primero es considerado uno de los mejores dibujos animados de toda la historia según The 50 Greatest Cartoons, as Selected by 1,000 Animation Professionals, editado por Jerry Beck. El primer tema que canta, dándole voz a Koko, el Payaso, es St. James Infirmary con algunas variaciones. El final también es musicalizado por la orquesta de Calloway, con otro tema instrumental de la región de Missouri, Stopping the Traffic.
El segundo dibujo comienza con Calloway en vivo tocando Minnie the Moocher y Old man of the Mountain de corrido. Aquí, él participa todo el tiempo. Inicialmente, aparece como un búho y canta el tema que le da nombre al cortometraje. Se cambiaron algunas partes de la letra, porque en la historia, el viejo de la montaña era un villano, y en la versión original, era un hombre benevolente. Luego, Calloway en persona encarna al viejo y canta You Gotta Hi-De-Hi seguido de The Scat Song.
Los personajes de Calloway en las animaciones estaban, de alguna manera, relacionados con el alcohol y las drogas, y la gente objetó a los Fleischers las referencias a estos tabúes en las letras de las canciones, aunque, en el dibujo no se sugiriera, nada de esto.
El Blues en los dibujos animados de antes
Existe la creencia de que el Blues no ha sido recurrentemente abordado en los dibujos animados. Sin embargo, el estereotipo de la vida afroamericana y los temas tópicos del universo del Blues aparecen con frecuencia en las animaciones. Si se piensa en las primeras formas de este género musical, lo primero que surge en la memoria es la imagen del río Mississippi, con un cielo plomizo y una balsa, en la que un viejo hombre negro se acompaña por su armónica o su banjo.
Pero el Blues ha estado presente en los dibujos animados desde el comienzo. Ya en la década del ‘20, un gatito había ganado popularidad en la Era del cine mudo, su nombre, Félix.
Había nacido en los estudios Sullivan, en un principio, la música que completaba el ambiente de los cortos estaba en manos de orquestas de Jazz como la de Paul Whiteman. Pero con el éxito, y la continuidad en la pantalla, fue necesario darle una música propia a la serie, que estuvo a cargo de Pete Wendling and Max Kortlander y fue registrada en 1928. La cubierta de tapa fue diseñada por Otto Messmer, quien dibujó a Félix tocando el banjo.
Seguramente, el nombre de Pete Wendling resuene en la mente de los fanáticos del Blues de Nueva York. Se trata de un pianista que se hizo muy conocido por sus creaciones, en las primeras décadas del siglo XX. Hay un registro suyo, en Document Records, sobre una grabación de 1923, Papa Blues, pero son famosas otras piezas que fluctúan entre el Blues y el Jazz como Yaaka Hula Hickey Dula, Take Me to the Land of Jazz, Take Your Girlie to the Movies y Oh What a Pal Is Mary.
En 1931, Mickey Mouse también quiso entrar en el mundo del Blues y, en el corto «Blue Rhythm», aparece, en un concierto, con una banda tocando St. Louis Blues (compuesto por W. C. Handy). El show comienza con un solo de piano de Mickey, y Minnie entra en escena luego cantando y bailando. Cuando los dos ratones dejan el escenario, se sube el telón y se puede ver la banda completa con Mickey como director, quien lleva la música a un final en el que, literalmente, el teatro se viene abajo.
25 años después, Tom y Jerry también tuvieron su momento de Blues en el capítulo 103 de la serie, dirigido por William Hanna y Joseph Barbera, con música de Scott Bradley. «Blue Cat Blues» trata dos tabúes de la época: el alcoholismo y el suicidio. En él, Jerry cuenta la historia de Tom, quien está a punto de suicidarse, en las vías del tren, por una pena de amor.
Seducido por una gatita oportunista, debe enfrentarse con Butch, quien trata de llevársela a su penthouse. Tom intenta recuperarla de mil maneras, pero ella ya no está interesada en él, al punto de ignorarlo, incluso, en el momento en que Tom le canta un clásico de Louis Jordan, Is or Is You Ain’t my Baby, acompañándose del contrabajo.
Finalmente, la gata y Butch se casan. Tom cae en una depresión, y se «emborracha» con leche. Cuando la historia está llegando a su término, a Jerry le sucede lo mismo con su novia, y decide unirse a Tom esperando a que llegue el tren.
¿Quién engañó a Roger Rabbit?, película de 1988, en la que los personajes animados conviven con los de carne y hueso, relata las vicisitudes de un conejo que debe descubrir un asesinato con la ayuda de un detective, para evitar ser acusado injustamente. En una parte de la película, Jessica Rabbit canta, con un tono sensual, el éxito de Lil Green Why Don’t You Do It Right (1941) mientras se pavonea entre los hombres.
Cabe destacar que en esta película también aparece Betty Boop —con la voz de Mae Questel— quejándose por no tener tanto trabajo como en la época de los dibujos en blanco y negro, aduciendo que todavía tiene su boop-oop-a-doop-boop para compartir con su público.
Louis Armstrong y su tema preferido
En 1932, Betty Boop contó con la presencia de Louis Armstrong para la animación «I'll Be Glad When You're Dead, You Rascal, You», la única aparición en la serie del gran trompetista de Jazz.
Al principio aparece tocando High Society Rag junto con su orquesta. Armstrong aprendió a tocar esta pieza cuando formaba parte de la orquesta de King Oliver. Según se cuenta en The Fleischer Story, de Leslie Cabarga, Armstrong bailó durante toda la grabación fuera de la zona en la que se filmaba, por lo que tuvieron que hacerle una marca de tiza en el suelo para que no se saliera del cuadro.
Al tema del comienzo, le sigue sin cortes, la música de la animación, donde se ve a Bimbo y a Koko llevando a Betty Boop en una litera, y un grupo de caníbales africanos los persiguen y logran raptar a Betty Boop. Bimbo y Koko tratan de seguir las huellas pero se pierden y son capturados por otro grupo de caníbales que los quieren cocinar en una olla. Ellos consiguen escapar por unas palmeras y huyen por un camino.
En ese momento, el cielo se oscurece y suena más nítidamente la canción que da título a la animación. Primero un africano aparece persiguiendo a los dos personajes, y luego sólo queda su cabeza, que es reemplazada por la de Louis Armstrong en el momento en que canta su tema preferido: «I'll be glad when you're dead, you rascal, you! / Oh, you rascal, you! / Boy, I brought you into my home, / You wouldn't leave my wife alone, / I'll be glad when you're dead, you rascal, you».
Es interesante la combinación del dibujo animado y la cara real de Armstrong en la persecución. El montaje de las imágenes fue muy bien logrado y parece que realmente todos estuvieran participando en la misma escena.
Pero no es el único montaje de avanzada que se hace en la historia. Cuando los personajes logran deshacerse de Armstrong, se cuelgan de unas lianas, y la orquesta aparece tocando en vivo por unos instantes, luego vuelve la animación, donde Bimbo y Koko consiguen rescatar a Betty Boop, y consiguen pasar por un volcán que entra en erupción y se lleva sólo a los caníbales.
El final es con Louis Armstrong y su orquesta, nuevamente, cantando las últimas líneas del tema.
La animación es un llamado de atención sobre la fantasía de que los africanos (negros) practicaban la antropofagia, una suerte de burla en contra de las creencias racistas que imperaban en la época.
Este artículo fue publicado durante jun. - nov. 2010 en Notas Negras, año 1, N. ° 7 y 8