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Lo que nos queda por contar

Foto del escritor: Nuria Gómez BelartNuria Gómez Belart

El teatro es, ante todo, un acto de compartir. Es la voz que se proyecta en la oscuridad de una sala y encuentra eco en la mirada del otro. Es el encuentro entre quienes crean y quienes reciben, entre la ficción y la vida. Lo que nos queda por contar es una invitación a pensar el teatro más allá de sus límites tradicionales, a descubrirlo en el diálogo, en la memoria y en las experiencias que cada persona carga consigo.

Un grupo de actores y su director emprenden una búsqueda singular: encontrar personas que nunca hayan asistido al teatro. Este proyecto cinematográfico y escénico, concebido por Fernando Rubio, trasciende los límites de la representación tradicional para construir una historia en tiempo real, con el público como protagonista. Con una sensibilidad única para explorar las fronteras entre la ficción y la vida cotidiana, Rubio convierte el encuentro en materia teatral y demuestra, una vez más, su capacidad para llevar el arte a territorios inesperados. Acompañado por un elenco de primer nivel, donde Mirta Busnelli, Julián Calviño, Sofía Gala, Andrea Nussembaum, Carlos Portaluppi y Luis Ziembrowski aportan matices y profundidad a cada escena, esta obra se despliega como un experimento artístico que interpela y transforma a quienes participan de él.

Lo que nos queda por contar presenta una historia sobre la conexión entre el arte y la vida, donde el teatro sale al encuentro de quienes nunca lo habían considerado parte de su mundo. En una estructura abierta de conversaciones fragmentadas, cada cuadro se nutre de relatos personales recolectados en la ciudad. Allí se mezclan la realidad y la ficción en un proceso de creación en el que los actores entrelazan sus propias experiencias con los relatos anónimos que emergen en los encuentros cotidianos. Los escenarios cambian, desde un museo o un teatro hasta la intimidad de una casa o el bullicio de la calle, tejiendo una narrativa que expande los límites de lo teatral y lo audiovisual.

Los actores se acercan individualmente a personas de diferentes barrios y edades, cada una con su propia historia y su propia rutina. Se acercan a quienes viven en la calle, a quienes residen en hogares para adultos mayores, a quienes trabajan en un puesto de diarios o en una barbería, y a quienes aún van a la escuela. Sus vidas transcurren en escenarios muy distintos, pero hay algo que los une: ninguno va al teatro. Cuando les preguntan por qué, las respuestas son diversas: algunos dicen que no saben qué elegir porque hay demasiadas opciones, otros que no tienen con quién ir, que están seguros de que se dormirían, que se aburrirían, que no entenderían. Cada una de estas respuestas evidencia el vértigo que se siente ante una práctica social desconocida y revela una distancia, una barrera invisible entre ellos y el teatro.

Ese vértigo compartido moviliza nuevas preguntas, y son esas preguntas las que llevan a los actores y al director a adentrarse con más profundidad en las historias personales de cada persona. Aunque no se formule explícitamente, se percibe una idea subyacente: el acercamiento puede vencer la estigmatización. Entonces, lo que parecía una distancia insalvable entre esas personas y el teatro empieza a desdibujarse: un hombre mayor, que ya no iba al teatro, había sido acomodador en el Teatro Colón; un policía que ahora trabaja como barbero soñaba con ser actor cuando era niño; una mujer que nunca asiste a las salas toca el piano y protagoniza sus propias funciones diarias. Incluso, una mujer en situación de calle recuerda con nostalgia las veces en que sus padres la llevaban a ver Holiday on Ice en el Luna Park. Cada historia revela que el teatro, de alguna manera, siempre estuvo cerca de sus vidas, aunque en algún momento ese lazo se haya roto.

Y es en ese acercamiento, en la intimidad del diálogo, donde emerge la teatralidad. La conversación se transforma en escena, en relato, en acto vivo. Aparecen quienes dicen haber visto a Dios junto al árbol de la vida en el jardín de un hospital, héroes anónimos que rescatan a una persona herida en un accidente de tránsito y luego siguen su camino rumbo al trabajo, mujeres que eligen perderlo todo para poner un límite a la violencia, chicos que se preguntan por el misterio del paso de la vida a la muerte. Cada historia es una puesta en escena espontánea, una trama que se desarrolla en el tiempo real del encuentro y que, sin artificios, demuestra que la teatralidad no está solo en el escenario, sino en la vida misma.

Entonces surge una posible respuesta: tal vez la gente no va al teatro porque el teatro no va a esa gente. El edificio teatral, con su arquitectura imponente y sus rituales implícitos, puede resultar un espacio intimidante, un ámbito que parece reservado para quienes ya forman parte de ese mundo. Tal vez, en términos de Marc Augé, el teatro se haya convertido en un no lugar, es decir, un espacio de tránsito, impersonal, que no genera un verdadero sentido de pertenencia para quienes no lo frecuentan. Quizás porque ir al teatro presupone una solemnidad que puede desalentar a quienes no se sienten cómodos en ese código. La butaca, el telón, el murmullo apagado antes de que se apaguen las luces, todo responde a una liturgia establecida que para algunos es familiar y emocionante, pero para otros puede resultar ajena y excluyente.

Las preguntas abren caminos, invitan a reflexionar, pero no necesariamente conducen a respuestas definitivas. Lo que nos queda por contar no es solo una película; es un encuentro en movimiento, un experimento vivo que se nutre del vínculo con el público. En un mundo donde tantas historias quedan al margen, esta obra les da un espacio central, y convierte cada vivencia en un fragmento de un relato más amplio, uno que solo existe en la suma de quienes lo comparten.


Ficha de la obra

Idea y dirección: Fernando Rubio

Autor: Fernando Rubio

Distribución: T4 Producciones Teatrales

Producción: Complejo Teatral de Buenos Aires

Elenco: Mirta Busnelli, Julián Calviño, Sofía Gala, Andrea Nussembaum, Carlos Portaluppi, Luis Ziembrowski


Esta obra se presentó en el TABA2025.

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© 2020 Nuria Gómez Belart 

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