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  • Foto del escritorJuan Manuel Encabo

Ni rotas ni descosidas

Juventud, divino tesoro. La edad, especialmente en el caso de las mujeres, ha sido históricamente objeto de restricciones y expectativas limitantes. La sociedad, a lo largo de los siglos, ha tejido un entramado de normas que dicta lo que las mujeres deben y no deben hacer al alcanzar ciertas edades. Desde la juventud hasta la madurez, se espera que sigan un camino preestablecido, donde la libertad de elección, el deseo y la acción se ven constantemente acotados por estereotipos que las encasillan en roles de pasividad, conformidad y obsolescencia.

Sin embargo, estas barreras no son infranqueables, y Ni rotas ni descosidas, obra escrita e interpretada por Dana Basso, dirigida por Gabi Goldberg e interpretada junto a Cecile Caillon y Mariana Smibiansky, es un ejemplo vibrante de cómo desafiar esos moldes restrictivos.

La obra expone la vida de tres mujeres de 60 años en una etapa que, en el imaginario colectivo, suele estar cargada de connotaciones negativas, pero que en esta pieza se presenta como un periodo de plenitud, reflexión y, sobre todo, de elección consciente. Lejos de resignarse a lo que la sociedad espera de ellas, estas mujeres deciden vivir según sus propias reglas, cuestionando las limitaciones que se les han impuesto por su género y edad. Desde el primer momento, se percibe una energía que desafía cualquier prejuicio, ya que las actrices llenan el escenario de vida, emoción y movimiento.

Dana Basso, Cecile Caillon y Mariana Smibiansky logran transmitir una complicidad genuina que va más allá de la ficción. La amistad que une a sus personajes se convierte en un reflejo de la lucha conjunta contra las imposiciones sociales. En este sentido, la obra se nutre de escenas que combinan el humor con la ternura, el drama con la reflexión, y el canto y el baile con un espíritu de libertad que contagia al espectador. La química entre las tres actrices es palpable, y se traduce en momentos de gran intensidad emocional que logran conmover sin caer en la exageración ni en la sensiblería.

Ni Rotas ni descosidas cumple con su propósito de entretener y, al mismo tiempo, provocar una reflexión sobre temas universales como la libertad, la pasión y la acción. La obra nos recuerda que el verdadero límite no está en los años que se cumplen, sino en la capacidad de seguir soñando, de reinventarse y de decidir por uno mismo. Es una puesta en escena que, en su mejor versión, celebra la vida en todas sus etapas.

La libertad de elegir cómo vivir nuestra vida no tiene fecha de caducidad, y esta obra nos lo recuerda con fuerza y belleza, a la vez que nos invita a replantear lo que significa ser mujer, ser mayor, y, sobre todo, valorar la experiencia de vida como uno de los tesoros más preciados.


FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA

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